Cuando una persona se planta ante una cámara, adopta la postura que todos sabemos: manos en la cintura, un pie hacia adelante, barbilla alzada, una sonrisa, cabeza sensiblemente ladeada.
Se trata de una postura. Fingida. No tiene nada que ver con la persona retratada, porque todas las personas adoptan la misma pose: es “la pose”, sin identidad. Podemos afirmar que el postureo significa fingir lo que la gente espera que seas, no lo que eres tú en realidad.
La naturaleza de las personas a retratar varía. Unas son lozanas, otras tímidas, otras atrevidas, otras insolentes, otras alborotadas. Detectar la idea que define a la persona, darle lustre y hacer que aparezca atractiva en la imagen es la idea que le da sentido al retrato sin pose.
Las personas también somos tiempo. Varía nuestra expresión en un momento de la vida o en otro. (Autoretrato con residencia en una mega-ciudad-gris).
La fotografía sin pose habla al que la mira.
La fotografía sin pose es una foto distraída que engendra la esencia del retratado.
La esencia del retratado suele esconderse en sus pliegues íntimos.
El fotógrafo debe transformarse en buzo y sumergirse en el yo que tiene delante, no en sí mismo (él es invisible).
Para cada persona el fotógrafo encuentra un código diferente: grises suaves, clave alta, color exagerado, planos cerrados o muy abiertos, colocar la cámara arriba, abajo, a un lado…
Conocer los modos de abrir canales para que el retratado se exprese.
Escenificarlos en el lugar donde se sienten cercanos al entorno al que pertenecen y atender a los pequeños detalles (el señor del retrato es su marido).
Volcarlos en su mundo y arrancarles la máxima humildad, esa que les desnuda el alma.
Retratos expresivos, tan expresivos que el observador necesite dar una contestación al retratado.
La belleza también se esconde en el secreto. Solo la retratada conoce la identidad de la mujer de la foto. Cuando se planta a mirar la imagen colgada en su casa, es ella dos veces.
A veces, la esencia se multiplica. Escultura, sí, y además pensamiento.
Y observar los múltiples sentidos en los que nos hallamos inmersos. ¿Soberbia o sencillez? El Caos posee su propia belleza; el Caos es movimiento.
Nadie definiría el carácter de la retratada como lánguida, apocada, perdida, aun sumida en la duda.
El retrato, como cualquier fotografía artística, debe ofrecer la información más importante sobre el retratado. No hay nada más triste que los pies de foto que explican lo que uno ve.
Xisco Fuster, fotógrafo
Fotografía de retrato, arquitectónica, artística, reportaje, desnudo artístico.
Talleres de fotografía para aficionados y profesionales..
RedWall Photogallery. Jardín de Serrano
Calle Goya, 6. Madrid
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